Real Madrid, tricampeón de la Champions

Kiev.- No hay peor lugar que una portería. No sólo por lo expuesto al error y la humillación pública, sino por la soledad con la que se lidia con la tragedia. Ayer el alemán Loris Karius, arquero del Liverpool, fue esa figura trágica multiplicada: regaló un par de goles imperdonables en el 3-1 con el que Real Madrid consiguió por tercera ocasión consecutiva la Liga de Campeones. Como contraste cruel, si el guardameta vivió una pesadilla, el recién incorporado a la cancha, Gareth Bale, firmó una chilena prodigiosa para terminar como héroe con los merengues.

Todo fue sombrío en la derrota del Liverpool, que además de perder la Champions se quedó sin su estrella Mohamed Salah, quien salió entre lágrimas, lesionado a los 30 minutos de juego tras una entrada furiosa del zaguero merengue Sergio Ramos. La jugada era fuerte, pero en la caída el español sujetó el brazo del egipcio, quien ya no pudo amortiguar el golpe sobre su hombro, que no sólo le costó el partido, sino que podría arruinar sus aspiraciones para la Copa del Mundo en Rusia 2018.

El club español se convirtió en el primero que gana tres veces seguidas la Liga de Campeones desde el Bayern Munich en 1976. El triplete de títulos se ha logrado bajo la dirección estelar de Zinedine Zidane, en su primera experiencia como técnico de un equipo de primera categoría.

El Madrid también extendió a 13 su récord de títulos en el máximo torneo del continente a nivel de clubes.

El primer tiempo no dio goles ni momentos memorables para ambos equipos, más allá de la entrada de Ramos que propició la salida del egipcio. Una estampa que seguro pegó en el ánimo de los jugadores rojos, pero que dio confianza a los blancos.

Momento en el que Sergio Ramos comete una falta a Mohamed Salah, estrella del Liverpool, que derivó en la lesión del egipcio, quien debió abandonar el partido y está en duda para asisitir al Mundial de Rusia

En el segundo tiempo fue cuando el duelo cobró dimensiones dramáticas inesperadas, sobre todo para quien tuvo en sus manos el destino del conjunto de Liverpool. A los 51 minutos, Karius intentó despejar, pero lo que hizo fue dejarle la pelota a Benzema para que la empujara, tan sólo con el impulso que llevaba en la carrera. Ese gol desmadejó los nervios del arquero y los de todo el equipo.

Unos minutos después regresó la esperanza para el Liverpool, cuando Sadio Mané logró un empate transitorio a los 55 minutos, disparando desde corta distancia tras un tiro de esquina.

Zinedine Zidane, cuyo gol épico de volea para los merengues en la final de la Champions 2002 volvió a la memoria este sábado, decidió meter a la cancha a Bale. Al minuto 64, tres después de que había entrado, quiso alcanzar la grandeza de su técnico. Marcelo envió un centro desde la banda izquierda sin aparente peligro. El balón quedó a la espalda de los delanteros, pero Bale se elevó y golpeó de chilena con la zurda para batir al portero Karius, quien después del error recibía semejante belleza.

El Liverpool se fue achicando, mientras los merengues ganaron confianza. Bale quiso probar los reflejos de Karius y le envió un remate que iba a las manos. El portero del Liverpool no supo si meter puños o palmas y en la confusión vio el segundo error de su vida, cuando la pelota rebotó junto a sus manos para terminar adentro. Bale estuvo cerca del triplete, pero no alcanzó a ver a Cristiano quien estaba a tiro. El jugador luso no pudo aportar en esta final, antecedida por una falsa amenaza de bomba en el estadio Olímpico de Kiev.

De forma curiosa, pese a que todo fluyó a la perfección para el Real Madrid, sus estrellas Gareth Bale y Cristiano Ronaldo quedaron como incógnitas respecto de su futuro en las filas merengues.

CR7 festejó el título y sembró dudas sobre su futuro en el conjunto merengue. Fue muy bonito estar en el Madrid. En los próximos días daré una respuesta a los aficionados, que ellos sí han estado a mi lado siempre, dijo.

Hasta hoy, sólo había tres equipos que hubieran ganado de forma consecutiva tres Copas de Europa. Lo hizo el Real Madrid de Alfredo di Stéfano, que conquistó cinco entre 1956 y 1960. El Ajax de Ámsterdam de Johan Cruyff (1971-1973) y el Bayern Munich de Franz Beckenbauer (1974-1976). El Real Madrid de Zidane ahora es parte de esas leyendas.

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