Javier Duarte, culpable de que el PRI perdiera poder

Su primer empleo “político” fue en la Coordinación General para la Promoción de la Participación Social de la Secretaría de Gobernación, al lado de Herrera Beltrán. Duarte debía recortar notas de periódicos sobre Veracruz y hacer un dossier de información.

Su transición de un niño al que le gustaba jugar con un palo de escoba y una pelota de tenis fue sin problemas, pero el fatídico temblor en lo que hoy se llama Ciudad de México aceleró su transición.

La familia del empresario cordobés Chava Mansur prácticamente lo adoptó y fue quien lo acercó a su ahora padrino político y su principal promotor: Fidel Herrera Beltrán, quien se desempeñaba como oficial mayor de la Cámara de Diputados federal. Fue su testigo de bodas, su director de tesis y padrino de bautizo de su hijo. En 1997, cuando Fidel Herrera fue candidato del PRI a la diputación por Boca del Río, se volvió su promotor del voto; luego fue su secretario particular durante la campaña al Senado.

En 2004 Fidel Herrera fue gobernador y el poder de Duarte creció. Se convirtió en su brazo derecho, fue subsecretario y secretario de

Finanzas y, de manera sorpresiva, candidato del PRI a la diputación federal por Córdoba, donde estuvo sólo un par de meses para luego ser candidato a la gubernatura, con 36 años de edad. El Universal

Quienes lo conocen dicen que llegó muy joven y que se rodeó de personas que incurrieron en turbios negocios al amparo del poder. Incluso aseguran que Duarte ni se enteró.

Dicharachero en su trato personal, aficionado al golf, pocas veces escuchaba a su gente cercana e incluso cada vez que le advertían de posibles conflictos los tachaba de negativos y los congelaba por meses o años.

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