El peso es la mejor moneda del mundo y el ‘barrio’ lo respalda

No permitan que el fortalecimiento de la moneda mexicana este año los desaliente. Estrategas desde Morgan Stanley hasta BNP Paribas dicen que es una excelente apuesta.

En lo que va del año, al cierre del miércoles, el peso ha subido 13.15 por ciento, a 17.9250 por dólar estadounidense, lo que la convierte en la mejor moneda del mundo, ante la especulación de que es menos probable que los Estados Unidos impulsen una renegociación perjudicial del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Los bancos de Wall Street, y hasta el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, insisten en que la moneda aún es barata.

Algunos analistas han elevado sus pronósticos sobre el peso a niveles que se habían visto por última vez antes de que Donald Trump resultara electo tras hacer campaña afirmando que protegería a los trabajadores estadounidenses reduciendo las importaciones desde México.

Desde el 31 de marzo, los economistas que consultó Bloomberg han incrementado las estimaciones para el primer trimestre de 2018 en mayor proporción que las demás monedas latinoamericanas, según datos que reunió Bloomberg.

“Las monedas que favorecemos son las que aún tienen valuaciones bajas que puedan atraer inversiones y contribuir al reequilibrio externo, además de tener el respaldo de un crecimiento bueno o en ascenso”, escribieron este mes analistas de Morgan Stanley encabezados por Hans-Günter Redeker.

Las noticias positivas sobre el rumbo y la velocidad de los cambios deberían impulsar la moneda
JPMorgan elevó esta semana su pronóstico sobre el peso a 18.5 por dólar para fin de año, en comparación con un pronóstico anterior de 19.8.

Morgan Stanley ahora considera que la moneda se fortalecerá 3.7 por ciento y cerrará el año a 17.5, un incremento respecto de una estimación anterior de 20.3.

El tipo de cambio efectivo real de la moneda es otro indicio alcista. La medición del valor del peso contra una canasta de pares llegó en enero al nivel más bajo en 17 años y, si bien se ha recuperado desde entonces, la brecha sigue siendo amplia en comparación con su promedio móvil de cinco años.

La última vez que se negoció a un “valor justo”, o a una paridad de poder adquisitivo con sus pares comerciales, fue a fines de 2014.

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