Más de 300 videos sexuales y una deuda enorme por consumo de drogas es la herencia de Brittni de la Mora, mejor conocida como Jenna Presley, tras su paso por la industria de entretenimiento para adultos.
Ahora, la mujer de 31 años que en su momento fue una de las estrellas porno más deseadas, se dedica a predicar la palabra de Dios junto a su esposo Richard en la iglesia Cornerstone en San Diego, Estados Unidos.
Cuando era la actriz erótica cotizada por excelencia ganaba 30 mil dólares (589 mil 884 pesos) al mes, manejaba un Mercedes del año y portaba bolsos Louis Vuitton, así como tacones de Christian Louboutin.
Su ingreso a la pornografía se dio luego de un viaje a México donde visitó a unos amigos. «Fui con ellos a un teibol y terminé emborrachándome, esa fue mi primera experiencia en un club. Me pusieron en el escenario esa noche», cuenta.
Dos meses después, Brittni se contagió de una enfermedad venérea y uno de los directores le dijo que estaba gorda y que necesitaba perder peso, aunque apenas alcanzaba los 47 kilos.
Comenzó a ir a la iglesia por consejo de su abuela, empezando así el largo camino para dejar las drogas y comenzar una nueva vida, abandonando la industria del sexo en 2012, como informa Infobae. Ahora asiste a convenciones porno para hablar con los artistas sobre las enseñanzas de la Biblia.
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